Calentamiento global, desastres naturales, migraciones masivas, destrucción de ecosistemas. A diario nos abruman con estas noticias, recibimos llamados de acción y la evidencia señala que una gran mayoría desarrolló una coraza de indolencia y continua pasiva, creyendo que es un problema que otros deben enfrentar y resolver. Inevitablemente somos parte del problema y la ausencia de coherencia solo ayuda a agravarlo. Es claro que los médicos acompañamos a los pacientes en los procesos de salud y enfermedad. Más aún, pretendemos motivarlos a tener una vida saludable y así poder apoyar mejor sus caminos de sanación. Sin embargo, en estos procesos, debemos ser conscientes y sobre todo, coherentes: la mejoría del estado de salud debe ir de la mano de la preservación de un entorno sano y lleno de vida, de un planeta verde y feliz. Esta charla no pretende ser otro mensaje apocalíptico más. Por el contrario, busca compartir, en un lenguaje simple y con ejemplos prácticos, algunas reflexiones que ayuden a aterrizar el ambiguo concepto de sostenibilidad. En segunda intención, este espacio plantea unas invitaciones disruptivas – e incluso incómodas – que nos sacudan un poco la pasividad frente a la responsabilidad comunal de mitigar el daño a nuestro planeta.